La viola de amor, también conocida como viola d'amore en italiano o viole d'amour en francés, es un instrumento barroco de cuerda frotada, perteneciente a la familia de las violas.
Tiene catorce cuerdas, aunque solamente se tocan siete de ellas,
haciendo las otras siete, por vibración simpática, un efecto de
resonancia.
Descripción

Alrededor de este cuerpo, se sitúan el resto de elementos que lo
forman. Empezando por arriba, está la cabeza, donde se encuentra el clavijero con las catorce clavijas y la voluta.
Esta voluta suele tener forma de una cabeza de cupido. Llama la
atención el tamaño del clavijero, que es bastante grande en comparación
con el resto del instrumento, para poder situar todas las clavijas. A continuación, se encuentra el mástil, que se encuentra prácticamente en el mismo plano que el cuerpo.

Cuerdas y afinación

Debajo de la tastiera
o diapasón se encuentran tensas otras siete cuerdas de metal,
normalmente solían ser de bronce, afinadas al unísono con aquellas que
están en posición normal, lo que produce las condiciones para vibrar por
simpatía con efectos de suave resonancia. Su extensión va desde el la2 hasta el la6.
Historia
Parece que apareció en el siglo XVII, como una evolución de la viola da braccio
('viola de brazo'), algo mayor que las violas modernas actuales, y que
se tocaba apoyada sobre el pecho. En esta época, había una enorme
cantidad de instrumentos, distintos, pero con muchos aspectos en común,
como la lira bastarda, o la lira viola, o la viola de borbone,
y algunos de ellos, al igual que la viola de amor, tenían también
cuerdas de simpatía. Otras fuentes hablan de un origen más oriental, de
instrumentos de la India o de Oriente Medio, que habrían entrado en Europa en la Edad Media.
Como prueba de esto estaría la forma de las aberturas de la tapa
superior, de «llamas» o «espadas llameantes», que sería un símbolo
islámico. Al principio, apareció en Salzburgo y Múnich, en algunos puntos de Italia y en Francia.

La primera referencia a la viola de amor la da un músico alemán en una carta, en el año 1649. En el año 1679, John Evelyn describió su sonido, diciendo que «nunca había escuchado algo más maravilloso y sorprendente». En 1707, Fuhrmann describió su sonido de la misma manera, y en 1756, Leopold Mozart, en la introducción de su manual Tratado sobre los Principios Fundamentales del violín,
habla sobre la viola de amor, y hace una descripción sobre la
peculiaridad de las cuerdas metálicas que solo tienen función de
resonancia.
Su popularidad fue muy grande sobre todo durante el siglo XVIII, pero parece ser que no había demasiados intérpretes de este instrumento, ni siquiera en aquella época. En el siglo XX, hubo algunos violas que se interesaron por el instrumento, como Paul Hindemith, e incluso compusieron música contemporánea pensada para él. Hay también algunas óperas, como Madame Butterfly, de Giacomo Puccini, en las que aparece una viola de amor.
En la actualidad, se está recuperando cada día más por músicos
historicistas que quieren interpretar distintas obras barrocas con los
instrumentos originales de la época. Además, gracias al interés de
muchos músicos por este instrumento durante los siglos XIX y XX, ha
hecho que no sea solamente la música barroca la que se pueda interpretar
con la viola de amor.
Composiciones para Viola de amor
Barroco y clasicismo

Durante el Clasicismo, fueron especialmente dos compositores los que más impulsaron la viola de amor, Johann y Karl Stamitz.
Karl, además de compositor, fue también instrumentista de viola de
amor, con lo que dio a conocer bastante este instrumento, también como
intérprete. Alguna de sus composiciones más conocidas fueron sus Conciertos nº 1, nº 2 y nº 3 para viola de amor y orquesta de cámara, su Cuarteto para violin, viola, viola de amor y violonchelo, y algunas sonatas. Otros compositores de esta época fueron Haydn (Divertimento para viola de amor, viola y violonchelo) o Louise Toussaint Milandre (Suite en Re menor para viola de amor y clavecín).
Ópera
Sin embargo, la viola de amor, en prácticamente todos los periodos
musicales, ha sido un instrumento recurrente en algunas ocasiones para
los compositores de ópera. Por ejemplo, en el barroco, Boris Goudenov y Henrico IV de J. Mathesson; Desiderius, Kayserlische Friedenspots y Massaniello furioso, de Reinhard Keiser; Orlando Furioso de Haendel; Il tigrane de Alessandro Scarlatti o Tito Manlio de Vivaldi. Durante los siglos XIX y XX, también aparecieron en otras óperas, como Le jongleur de Notre-Dame, de Jules Massenet; Madame Butterfly, de Puccini; Palestrina de Hans Pfitzner; Louise de Gustave Charpentier; Les Huguenots de Giacomo Meyerbeer o Katya Kabanova o The Makropulos Affair de Leoš Janáček.
Música romántica
Volvió a componerse bastante para este instrumento, como por ejemplo, la sinfonía Harold en Italia, de Berlioz, para cuyo estreno en vez de una viola como solista, contó con una viola de amor.
Música contemporánea
En el ballet de Romeo y Julieta de Prokofiev o en la Sonata da chiesa de Frank Martin también intervenían violas de amor. Pero fue sobre todo el violista y compositor Paul Hindemith quien en el siglo XX volvió a darle mucha importancia a este instrumento, interpretándolo y componiendo obras para él, como su Kleine Sonate para viola de amor y Orquesta, o su Kammermusik n.º 6
para viola de amor y orquesta de cámara. También fueron muy importantes
para difundir el repertorio de viola de amor las transcripciones y
arreglos del intérprete soviético Vadim Borisovski.
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